El Trastorno del Espectro Autista (TEA) abarca una amplía gama de trastornos que se caracterizan por deficiencia en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos. Estos problemas suelen aparecer en los primeros años de vida.
La historia del estudio científico del autismo comienza con la publicación en 1943 del artículo «Autistic disturbances of affective contact» («Trastornos autistas del contacto afectivo»), de Leo Kanner (1943), pero sufrirá diversos avatares que retrasarán el avance de la investigación hasta bien entrada la década de 1960. No obstante, la primera descripción científica de los TEA la encontramos en 1925, gracias al trabajo de la psiquiatra infantil soviética Grunia Efimovna Sujareva, que había descrito en detalle esta condición veinte años antes, aunque sus investigaciones cayeron en el olvido; otro tanto sucedió con las primeras observaciones de Hans Asperger, publicadas en 1944, pero que solo serían tenidas en consideración bastantes años después.
Durante mucho tiempo se pensaba que el autismo se daba en menores de edad, hoy en día se sabe que es un cuadro psicológico que acompaña a la persona en toda su vida.
En cuanto a la intervención, las terapias que ofrecen mayor respaldo científico son las cognitivo-conductuales. Estas tienen como finalidad mejorar la calidad de vida de estas personas. A nivel mundial se celebra el 2 de abril que fue decretado por las Naciones Unidas.
En el marco de esta conmemoración, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) reafirma su compromiso de continuar trabajando en pos de la igualdad y no discriminación en el ejercicio de los derechos de todas y todos, especialmente de aquellas personas o colectivos históricamente discriminados, como aquellas que presentan autismo o autistas respetando el termino con el cual se identifica cada persona.
Las personas que padecen TEA tienen muchas barreras y dificultades para poder insertarse en la sociedad, por otro lado estás personas necesitan de ayuda cuando la vida se les pone dura.
A su vez, hay que contar que sus derechos a veces son vulnerados como por ejemplo el derecho al trabajo.
El trabajo constituye un derecho fundamental, y se ha reconocido como un factor esencial que influye en la mejora de la calidad de vida, el desarrollo personal y la participación plena de todas las personas en la sociedad que incluye, por supuesto, a las personas con discapacidad en general y a las personas con condiciones del espectro del autismo en particular.
Las personas con autismo constituyen uno de los colectivos que afronta más dificultades para acceder y mantener un empleo al llegar a la vida adulta.
Debido a la falta de empleo es frecuente que las personas adultas con TEA dependan económicamente de sus familias. Esto, conlleva a incrementar la preocupación de sus padres, madres o personas de referencia a quienes les causa gran angustia la incertidumbre de la vida de sus hijas, hijos e hijes a futuro cuando estas lleguen a la vejez o mueran.
Última película sobre el autismo “Goyo”
“Goyo” es un hombre con Asperger, fanático de Van Gogh, que trabaja como guía en el Museo de Bellas Artes en la Ciudad de Buenos Aires. Allí conoce a Eva, la nueva guardia de seguridad, que está atravesando una crisis en su matrimonio. Entre ellos, se dará un encuentro que les hará descubrir nuevas formas de amor. Con los protagónicos de Nicolás Furtado y Nancy Dupláa, la comedia romántica escrita y dirigida por Marcos Carnevale estrena este viernes 5 de julio en Netflix.