En el siguiente escrito vamos a recordar la biografía del General Güemes que el 17 de junio se cumple un año más de su inmortalidad, es por eso que realizaremos un recorrido por su obra y las diferentes batallas que tuvo que afrontar para salvar Salta su tierra natal de las invasiones españolas.
BIOGRAFÍA
Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y La Corte, más conocido como Martín Miguel de Güemes nació el 8 de febrero de 1785 en Salta y murió el 17 de junio de 1821 en la ciudad Cañada de la Horqueta, Salta.
Güemes fue un militar y político argentino que cumplió una gran actuación en la Guerra de Independencia de Argentina.
Durante 6 años fue gobernador de Salta y con poco recursos realizó una guerra en contra de la guerrilla denominada "GUERRA GAUCHA", de lo cual detuvo seis invasiones del ejército español, pudiendo conservar el resto del actual territorio argentino libre de invasiones realistas.
NACIMIENTO Y FAMILIA
Era hijo de una familia acomodada, su padre se llamaba Gabriel Güemes Montero que nació en Abionzo, Santander, una región española de Cantabria el 21 de mayo de 1748, fue un hombre ilustrado y cumplía funciones como tesorero de la Real Hacienda de la Corona Española. Su madre María Magdalena de Goyechea y la Corte, era de origen jujeya y de ascendecia española y portuguesa, también era descendiente del gobernador de Jujuy, Franscisco de Argañaraz y Murguía de ascendencia Vasca.
INICIO DE SU CARRERA MILITAR E INVASIONES INGLESA
Martín Miguel de Güemes a los 14 años se enroló en el REGIMIENTO FIJO DE INFANTERÍA, cuyo cuartel central estaba en Buenos Aires pero tenía un batallón en Salta a raíz de la rebelión de TÚPAC AMARU II desde 1781. En 1805 fue enviado con su regimiento a Buenos Aires, dado que el Virrey del Río de la Plata, Rafael de Sobremonte, temía un ataque de los ingleses. Durante la primera invasión inglesa al Virreinato del Rio de la Plata en 1806 el caudillo salteño participó de la reconquista de Buenos Aires, donde llevo a cabo una hermosa hazaña, al ver que el barco inglés JUSTINE había encallado en una bajante repentina del río, dirigió el mismo una carga de caballería y lo abordó. Al año siguiente, lucho por la defensa de la ciudad frente a la segunda invasión inglesa, luego de esto, Güemes se enfermo y en noviembre muere su padre, ambos acontecimientos hicieron que pidiera licencia el 10 de marzo de 1808 para ir a Salta. El estaba muy acostumbrado al clima en Salta y el otoño de Buenos Aires le estaba afectando su sistema respiratorio, es por eso que le concedieron la licencia en forma ilimitada.
El 5 de diciembre de 1808 figuró en Salta como CADETE del REGIMIENTO de INFATERÍA y TENIENTE del CUERPO de GRANADEROS de LINIERS, que fue creado durante las invasiones inglesas.
PRIMERA CAMPAÑA AL ALTO PERÚ
Luego del estallido de la REVOLUCIÓN DE MAYO de 1810, la PRIMERA JUNTA surgida en Ciudad envío rapidamente la PRIMERA EXPEDICIÓN AUXILIADORA AL ALTO PERÚ, Güemes como integrante del Ejercito del Norte fue puesto al mando de un escuadrón gaucho en la Quebrada de una Humahuaca (actual jujuy) y en los valles de Tarija y Lípez, impidiendo la comunicación entre los contra revolucionarios y los realistas altos peruanos.
En la batalla de Siupacha, que se originó el 7 de noviembre de 1810 y que fue el único triunfo las armas patriotas durante esta primera expedición.
Permaneció en la zona de la Quebrada hasta después de la derrota de los ejércitos de las provincias "de abajo" en la Batalla de Huaquí, el 19 de junio de 1811, y prestó su ayuda a los derrotados que huían allí comenzó su famosa guerra de recursos, con la que tal vez retrasó el avance de partidas realistas antes de la llegada del ejército principal, que mandaba el general Pío Tristán.
Con la colaboración del General Juan Martín de Pueyrredón atravesaron la Selva Oranense y salvar los caudales de la Ceca de Potosí en poder de los realistas. El 18 de enero de 1812, Güemes recuperó Tarija por ordenes de Eustoquio Díaz Vélez, la ciudad quedó en mano de los partidarios del Virrey de Perú, José Fernando de Abascal. El caudillo por odernes de Díaz Vélez se reintegró al ejército llevándose 300 hombres, 500 fusiles y dos cañones.
Por otro lado, los revolucionario tuvieron que retirarse a la capital de Jujuy por el avance de las tropas realistas, superiores en números al que comandaba el José Manuel de Goyeneche.
TRASLADO A BUENOS AIRES
Manuel Belgrano fue nombrado por el Primer Triunvirato jefe del ejército del Norte en reemplazo de José Mantín de Pueyrredón, en Febrero de 1812.
Cuando Belgrano asumió el cargo que se le había asignado el Primer Triunvirato, inició la segunda Expedición auxiliadora al Alto Perú, por lo cual ordenó el traslado del caudillo salteño a Buenos Aires, por indisciplina causada por una discusión sobre mujeres entre oficiales bajo su mando. Güemes permació en la capital agregado al Estado Mayor General.
TERCERA CAMPAÑA AL ALTO PERÚ E INICIO DE LA GUERRA GAUCHA
Güemes fue ascendido a teniente coronel y enviado al norte, para incorporarse a las divisiones de caballería del Ejército del Norte. San Martín lo nombró al mando de la vanguardia, reemplazando a Manuel Dorrego, a quien había sido sancionado y desterrado por indisciplina.
Güemes se presentó en Salta como el protector de los pobres y el más decidido partidario de la revolución. Pero aun así, no logró nuevos aportes de recursos por parte de los sectores adinerados. Contó con su hermana María Magdalena “Macacha” Güemes como una de sus principales colaboradores. San Martín le encomendó el mando de la avanzada del río Pasaje o río Juramento, porque en sus márgenes el general Belgrano había hecho jurar obediencia al gobierno de Buenos Aires, la Asamblea del Año XIII y a la Bandera Nacional. Poco después, asumía también el mando de las partidas que operaban en el Valle de Lerma en el que está la ciudad de Salta. De este modo iniciaba la Guerra Gaucha contra los realistas, ayudado por otros caudillejos, como Luis Burela, Apolinario Saravia, José Ignacio Gorriti o Pablo Latorre. Esta fue una larga serie de enfrentamientos casi diarios, apenas cortos tiroteos seguidos de retiradas. En esas condiciones, unas fuerzas poco disciplinadas y mal equipadas pero apoyadas por la población podían hacer mucho daño a un ejército regular de invasión.
Con sus tropas formadas por gauchos del campo, rechazó el avance del general Joaquín de la Pezuela y posibilitó el inicio de un nuevo avance hacia el Alto Perú, la llamada tercera expedición auxiliadora al Alto Perú. Bajo el mando del general José Rondeau, el nuevo jefe del Ejército del Norte, Güemes tuvo un papel destacado en la victoria de la batalla de Puesto del Marqués. Pero, indignado por el desprecio que mostraba este por sus fuerzas y por la indisciplina del ejército, se retiró del frente hacia Jujuy. Daba por descontada la derrota del Ejército del Norte en esas condiciones y, en ese caso, necesitaría a sus hombres. Al pasar por Jujuy se adueñó del armamento de reserva del ejército; al enterarse, Rondeau (que era también titular del cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata) lo declaró traidor.
LAS INVASIONES REALISTAS
Güemes y sus gauchos pudieron detener 6 poderosas invasiones realistas que estaban en mando de diversos jefes destacados de España. La primera invasión fue contra el mariscal José de la Serna e Hinojosa que estuvo al mando de 5.500 veteranos de guerra, partió de Lima, capital del Virreinato de Perú, asegurando que de esa forma iba a poder recuperar Buenos Aires para España. Luego de ejecutar a los coroneles Manuel Ascensio Padilla e Ignacio Warnes ocupó Tarija, Jujuy y Salta, a su vez conquistó los pueblos de Cerrillos y Rosario de Lerna y la Quebrada de Humahuaca con sus tropas, De La Serna se vió obligado a retirarse.
Meses después, el general Pedro Antonio Olañeta, enemigo acérrimo del salteño, volvió al ataque y capturó al más importante de los segundos de Güemes, el general Juan José Feliciano y Alejo Fernández Campero, jefes de la defensa de la Puna, popularmente conocido como el Marqués de Yavi. Pero no logró avanzar más que hasta Jujuy.
Toda la población participaba en la lucha: los hombres actuaban como guerreros, mientras que las mujeres, los niños y los ancianos lo hacían como espías o mensajeros. Las emboscadas se repetían en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero más aún en la retaguardia y en las vías de aprovisionamiento. Cuando los realistas se acercaban a un pueblo o hacienda, los habitantes huían con todos los víveres y el ganado, junto a todo lo que pudiese ser útil al enemigo. Esta clase de lucha arruinó la economía salteña, pero las clases populares preferían este descalabro económico a las crueldades de los realistas.
Güemes jamás obtuvo apoyo económico del Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y la ayuda que le prestó el Ejército del Norte fue muy limitada; por ello decidió legalizar monedas privadas locales, que circularon desde 1817 y que se extendieron por todo el noroeste argentino.
El papel del caudillo salteño en el conjunto era el de organizar la estrategia general y financiarla. Pero tenía un detalle curioso: sus hombres se hubieran hecho matar por él, pero él mismo nunca entraba en combate. En realidad nunca se lo reprocharon ni le exigieron que los acompañara. Por esta causa es que sus enemigos y los historiadores del siglo XIX lo acusaran de cobarde. La mayoría de los historiadores posteriores coincide en que la explicación es muy distinta: Güemes habría sido hemofílico, y cualquier herida le hubiera causado la muerte. De hecho, moriría desangrado tras varios días de agonía, causada por una herida que en condiciones normales habría sanado en poco tiempo.
SU MUERTE
El general Olañeta ya estaba en camino a Salta y mandó al coronel José María Valdés, alias “Barbucho”, por un camino desierto de la Puna, acompañado por miembros de la familia realista Archondo. El coronel Valdés era un español nativo de Valencia, radicado desde hacía décadas en la región y con experiencia en arrear y robar ganado, oficios que le permitieron conocer múltiples senderos poco transitados.
La noche del 7 de junio de 1821, Valdés ocupó la ciudad de Salta y, al salir a combatirlo, Martín Miguel de Güemes fue herido por una bala. Siguió a caballo hasta una hacienda a dos leguas de la ciudad. Pocos días después recibió a dos oficiales realistas enviados por Valdés que le ofrecieron trasladarlo a Buenos Aires, donde recibiría el mejor tratamiento, con la condición de ordenar el alto al fuego contra los realistas. Sin responder a los enviados y en su presencia, Güemes reunió a sus oficiales y les pidió que jurasen que núnca aceptarían ningún tipo de trato para beneficiar al enemigo en suelo patrio, pedido que fue respondido con el entusiasta juramento de los oficiales y gauchos salteños.
El caudillo murió el 17 de junio de 1821 a los 36 años. En el momento de su muerte, en la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta, yacía a la intemperie, en un catre improvisado por el capitán de gauchos Mateo Ríos. Luego su cadáver fue inhumado en la Capilla del Chamical. Martín Miguel de Güemes fue el único general argentino caído en acción de guerra exterior.
Desde que supo de la muerte de su esposo, Carmen Puch se encerró en su habitación de la finca de su familia, y falleció el 3 de abril de 1822, a los 25 años. La tradición afirma que se dejó morir de hambre, posiblemente víctima de una depresión.
A continuación les dejamos un fragmento de una carta que le escribió Guemes a Manuel Belgrano contándole el panorama que se estaba viviendo en Salta en marzo de 1819.
“Esta provincia no me representa más que un semblante de miseria, de lágrimas y de agonías. La nación sabe cuántos y cuán grandes sacrificios tienen hechos la provincia de Salta en defensa de su idolatrada libertad y que a costa de fatigas y de sangre ha logrado que los demás pueblos hermanos conserven el precio de su seguridad y sosiego; pues en premio de tanto heroísmo exige la gratitud que emulamos de unos sentimientos patrióticos contribuyan con sus auxilios a remediar su aflicción y su miseria”, fragmento de la carta de Guemes escrita a Manuel Belgrano.